viernes, 28 de noviembre de 2008

Cavilaciones peliagudas



- ¡Mirá, mirá!

- ¿Qué cosa?

- ¿Qué es ese vacío que siento?

- Es que no tenés facebook.

- No, no, es más que eso…

- ¿No tenés internet?

- ¡Pero no! ¡Que no es eso!

- ¡¿No me digas que no tenés computadora?!

- Ay, dejá, no me entenderías.

- ¿Y si me lo explicás con una canción?

- Bueno:

¿Qué es eso que no tengo?
¿Qué es eso que tengo?
¿Por qué siento que no siento?
¿Por qué duele desde adentro?

- Pará, pará, pará… no sigas, es muy común. ¿Si probas con la prosa mejor?

- A ver…

“El zorro corrió alegremente por los verde prados. Saludó a los alegres pajarillos, rió con el pato escocés, acarició las cabecillas de los ornitorrincos en celo. Sin embargo, sintió que algo le faltaba para ser completo. Había un no-se-qué estereotipado y francés que le recordaba a la ciudad de las luces…”

- Nah, ¿una fábula?

- Mmm ¿Y tragedia griega?

“Perineo, el de los dedos carnosos, acudió a la llamada de Percha, la divinidad del maíz inflado, y cruzó el largo lago langostino. Allí contemplose en las claras aguas, y recordó a la bella Glándula, la de arduos gemidos, quien le había clavado una espina en el tálamo…”

- ¿La mujer? ¿Tenías que nombrar a una mujer?

- Tenés razón, pero qué se yo, salió así…

- Mejor vamos a tomar la leche.

- Bueno.

martes, 25 de noviembre de 2008

El flato y las relaciones humanas



Es muy difícil abordar este tema sin caer en la vulgaridad ni el chabacanerismo. Sin embargo, intentaré hacer una pequeña exégesis acerca del asunto que nos atañe el día de hoy. No voy a incurrir en las clásicas clasificaciones pseudograciosas elaboradas en base a sonidos, olores y/o consistencia. Lo que me interesa señalar aquí es el efecto que el flato genera en las diversas relaciones humanas.

En una amistad, por ejemplo, un gas arrojado en un momento oportuno (y siempre y cuando se destaque más su sonido que su aroma) tiene como consecuencia generalmente un afianzamiento de la misma. Si dos personas están comenzando a conocerse, y una expele una ventosidad por el ano frente a la otra, este gesto es tomado como símbolo de confianza y afecto. En idioma coloquial: “Te cagaste adelante mío, me considerás tu amigo”.

¿Qué ocurre, en cambio, en una relación de pareja? Sin llegar al caso extremo del matrimonio (en algunos de los cuales sus miembros han pasado años conviviendo sin desgraciarse uno frente al otro -mientras que otros concubinatos son altamente desgraciados-), podríamos observar el fenómeno en los noviazgos jóvenes. Una consulta que me hacen con frecuencia es la siguiente: “¿Cómo debo reaccionar si mi novio/a suelta un gas en mi presencia?”. Bien, si en el flato en cuestión, una vez más, prevalece el sonido, uno debe tomarlo como una señal de afecto y recibirlo con una sonrisa. Sin embargo, es importante que este aumento en la confianza no provoque a su vez una disminución en el respeto. Por otra parte, si predomina el olor, o si la situación se repite en demasía, dicha actitud podría perjudicar la relación de la pareja. Y si ocurre (como generalmente pasa) cuando están en la cama, sacudir las sábanas se puede interpretar como una señal de desprecio hacia el otro.

En la familia el asunto es algo más ligero y sencillo. La confianza existente en dicho ámbito hace que uno pueda caminar lanzando gases con toda tranquilidad por su hogar, provocando risas unas veces, recibiendo reprimendas otras. El niño tiene su primera desilusión frente a la belleza femenina cuando oye despedir un gas a su madre, o, en su defecto, a su hermana mayor.

Por último, en el ámbito laboral y/o académico, el flato nunca es bienvenido, sobre todo en ambientes pequeños y poco ventilados. Existen casos de despidos y expulsiones, debidos a otros despidos y expulsiones, ocurridos frente a las personas menos indicadas.

En fin, esto es todo lo que puedo decirles por ahora sobre el tema. Para más información pueden consultar el libro del ya citado Dr. K. K. Zorongo: “Me cago en vos: genealogía de la ventosidad y sus consecuencias múltiples”.

[Archivo 2006]

domingo, 23 de noviembre de 2008

Literatura sanitaria




¿Quién nunca ha leído en el baño? El diario, una revista vieja, todo vale cuando de acompañar aquel instante sublime se trata.

Momentos desesperados, en los que no hay tiempo de encontrar el texto indicado, lo hacen a uno leer cosas tales como los componentes del shampú o, en su defecto, contar azulejos.

Yo he leído grandes obras en el baño. Por ejemplo, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, que me habrá llevado aproximadamente unos 374 evacues. Aunque debo reconocer que también, en perfecta adecuación con el lugar, he leído tremendas porquerías.

Ya lo dijo el Dr. K.K. Zorongo, en su libro Del leer y del defecar:

“...El crecimiento de la imprenta siempre fue directamente proporcional al avance de los sanitarios: los primeros libros de bolsillo salieron al mercado junto con los primeros retretes, creando así una suerte de simbiosis entre la loza y la prosa. Los tiempos modernos, que obligan al hombre a estar en constante movimiento, acrecentaron esta relación biunívoca, encontrando el burgués medio, en el excusado, el espacio y tiempo necesario para la lectura”.

He obtenido de fuentes confiables el siguiente catálogo de obras escritas exclusivamente para leer en el baño:

Esfuerzos matutinos
Seco de vientre
Cuentos higiénicos
Aromas amargos
Ya salgo, ya salgo
Balada del hombre que leyó, evacuó, y lo hallaron muerto


Sin más, os dejo hasta la próxima: me dieron ganas de ir al baño...


[Archivo 2006]


jueves, 20 de noviembre de 2008

Léase de noche y en soledad




Solo, frente a la pantalla de mi pc, a las tres de la mañana.
No hay nadie en casa: me mudé hace poco, mis amigos ya se fueron, el gato está muerto.
Tengo hambre, ¿voy a la cocina? Está tan lejos. Además, debería ponerme algo en los pies y no tengo ganas.
¿Por qué siempre los mismos ruidos de la noche?
La persiana que se baja sola, despacio, como una cascada de piedras.
La mesa cruje, siempre después de que apago la luz.
¿Se movió una silla en el living?
No, es sólo mi imaginación.
Sin embargo, me da esa horrible sensación de estar siendo espiado…

¿Prendo la luz? No, no, me estoy sugestionando. No pasa nada.
Pero esos pasos arrastrados en el pasillo, suenan tan reales…
Es mi imaginación. No hay más sonido que el de mis dedos bailando sobre el teclado.
Y ese constante y ajeno respirar…
La puerta se mueve apenas, lentamente. Acuso al viento, aunque sé que la ventana no está abierta.
¿Es una figura humana lo que veo por el rabillo del ojo?
Una fría brisa me eriza los pelitos del cuello.

Cierro la puerta de mi cuarto. Listo, ya somos solo mi sombra proyectada en la pared contraria a la computadora y yo.
Ay, ¿por qué quise poner un espejo en la pieza? La imagen que me devuelve me da un sobresalto cada vez que me sorprende semidormido.
Mejor apago todo y me voy a dormir.

¿Qué es ese ruido? ¿Música? No puede ser. Debe venir de afuera.
¿O está adentro de mi casa? ¿Acaso no es una melodía conocida?
¿No es el piano tocándose solo en el living?
Imposible, estoy demasiado sugestionado, es eso. Debería irme ya a dormir.
Mierda, se cortó la luz.
Una mano se posa sobre mi hombro.


miércoles, 19 de noviembre de 2008

Simple y sincero



Admiro la mirada de las enamoradas
Su tranquilo caminar
Su pensar en nada

Su pasar sin ver
Por saber que lo esencial
Fluye dentro del alma


domingo, 16 de noviembre de 2008

Confesiones de domingo



Despotricó hilaridades contra sultanes inexistentes.
Se descostilló de la risa pensando en piedades ajenas.
Enajenó su conducta afilando su garganta.
Pronunció nimiedades que sonaban a eufemismos.
Emitió alaridos ilíricos e histriónicos.
Le pateó la cabeza a un enano.
Se burló con prosas de un gato muerto.
Ironizó sobre la vida y la muerte, sobre lo que pasa y lo que no.
Derramó sarcasmo sobre el amor de los no amantes y volcó el tintero sobre el trabajo terminado.
Se fumó los problemas con sacarina y miel y olvidó lavarse las manos después.
Tintineó las campanas de la soledad, la nostalgia y otros sentimientos pueriles.
Se quemó la lengua y pronunció todo con “D” por el resto del día.
Salpicó las pulcritudes de otros y ensució sus almas con el café de su vida.
Soñó un mundo mejor pero se despertó sin recordar el sueño.
Refutó lo que no sabía y verificó la mentira.
Cantó sonatas sin letra de imberbes poetas.
Pero sobre todas las cosas escribió felonías sin trino e infames epístolas.
Creó un universo y se echó a descansar…
Ese mismo día.

Reflexiones de un borracho en el Tío



Podés tener música
Podés tener sol

Podés tener amigos
Podés tener alcohol

Podés tener mujeres
Podés tener ron

Podés tener estilo
Podés tener glamour

Podés tener dinero
Podés tener honor

Podés tener fama
Podés tener chandón

Pero si no tenés amor
Nada sos

Si nadie te ama
Si a nadie amás
Nada sos

Seguir o parar
Sin amor
Qué más da

Vivir o morir
Sin amor
Me da igual

sábado, 15 de noviembre de 2008

Apoética


Me siento en tu asiento
Y huelo el aliento
De lo que ayer fue

Respiro el olvido
Tu cara en el viento
Mi mente en un tren

Acecho el invierno
Anhelo tormentos
De leche y café

Añoro e imploro
Las musas de oro
Y ese no-se-qué

Termino y acabo
Surfeando en el hado
Y el tiempo que fue

Felices perdices
Sin pausas motrices
Ni bodas de miel

Sin prisa acomodo
En la barra mi codo
Y pido un fernet


miércoles, 12 de noviembre de 2008

Búsqueda



Una puerta se cerró.

Entonces salí a la calle y le pregunté a un señor:

- Discúlpeme, ¿usted sabe dónde está el amor?

- Sí, claro –respondió- camine tres cuadras derecho y dos hacia la izquierda.

- Gracias buen hombre.

- ¿Cómo gracias? ¿No me va a dar nada a cambio?

- Eh… ¿Por la consulta?

- ¡Por supuesto! No estudié tantos años para nada.

Le di tres australes y seguí.

Cuando llegué al lugar indicado miré hacia todo lados, pero no encontré nada. Entonces me di cuenta de que mi pregunta había sido errónea: ¿Cómo iba a reconocer al amor si no sabía lo que era? Ahí mismo paré un taxi e increpé al chofer:

- Discúlpeme caballero, ¿usted sabe qué es el amor?

- Sí, lo sé.

- Bien, ¿y podría decirme?

- Depende…

- ¿De qué?

- ¡De hasta donde esté dispuesto usted a viajar!

- ¿Viajar? No, si yo no quiero ir a ninguna parte.

- ¡Ah, no! ¿Usted pretende conocer el amor sin viajar? ¡Usted está perdido!

- Bueno, si ese es el requisito…

El hombre destrabó la puerta trasera. Subí al viejo Volkswagen y partimos. Antes de comenzar a hablar ya había encendido el taxímetro.

- Cuando tenía 18 años conocí una moza muy guapa… ella me llevó a disfrutar los teatros más bellos, la noche, el glamour barato y el champagne nacional….

- Ah, ¿y ahí conoció el amor?

- Bueno, eso creí, pero huyó con un artista mediocre, y mis sentimientos se fueron con ella. Después de eso, a los 23, tuve otra novia: era muy preciosa. Todos en el pueblo se daban vuelta para mirarla…

- Ajá, ¿y?

- Nada, nada. Yo era muy celoso. Tanto que tuve que matarla.

El auto pasó tan cerca de un hombre que iba a caballo que lo hizo tambalear. El hombre levantó su brazo y gritó con furia. El taxista no se inmutó.

- ¿Pero y el amor? Usted me dijo que sabía lo que era.

- Sí, el amor, el amor… mi tercera novia era pura ternura: sabía coser, bordar y hasta abrir la puerta para ir a jugar. Era de San Nicolás…

- Entonces usted se enamoró.

- Sí, eso pensé. Hasta que conocí a la Domadora.

Pasó un semáforo en rojo. No le dije nada.

- ¿Domadora?

- De leones, sí. Por ese entonces yo trabajaba en el circo. Ella era muy fogosa y sensual, pero tampoco era lo que quería. Después vinieron la Panadera, la Maestra, la vieja Maribel, las hermanas Soraidas…

- ¿Hermanas?

- Eran siamesas.

- Comprendo.

De pronto observé que el taxímetro estaba llegando al límite de mi dinero. Se lo adviertí al conductor, quien frenó de golpe.

- Bueno, amigo, sino tiene más dinero, va a tener que bajar acá.

- ¡Pero aún no me dijo lo que es el amor!

- Lo siento, compañero, tendrá que seguir viajando para saberlo.

Bastón en mano y galera en cabeza, caminé incontables cuadras por el camino empedrado.

A lo lejos se veía un carruaje. Poco a poco se fue acercando, hasta detenerse muy cerca de mí.

Una puerta se abrió.


lunes, 10 de noviembre de 2008

WHY SO SERIOUS?



“La responsabilidad es una palabra que encierra más de un concepto. O sólo uno, depende de cada quien y cada cual. Yo prefiero decir que soy responsable. Aunque muchas veces serlo vaya en contra de lo que realmente quiero ser.

En este momento, por ejemplo, mientras escribo esto debería estar haciendo una monografía, o estudiando inglés (¿O redactando mi tesis?).

El calor llega y se lleva las ganas. Igual en el Vale Tudo de la vida cualquier excusa es buena: calor, frío, tristeza, felicidad, euforia, agonía… cuando no hay ganas, no hay ganas. Cuando la entropía emocional enerva, fluye y amanece, el colchón tira para abajo y las pantallitas de colores distraen el ser.

Al fin y al sargento, ¿quién nos asegura lo que pasará después? ¿Cuántas tardenoches pasé encerrado leyendo y escribiendo y estudiando y zapateando desde el comienzo de este siglo? ¿Serán redituables algún día? ¿O me tendría que haber puesto un video club y chau pinela?”.

K miró sus apuntes una vez más y se dijo “Ok, ya empiezo, ya empiezo”.

Se alegró de la magia de las comillas, que le permitían convertir realidades en ficciones.


martes, 4 de noviembre de 2008

Pequeña etnografía secundaria



Aclaración: el siguiente texto algunos estudiosos del saber se lo han acreditado el Dr. Henry Töpf. Sin embargo, dicen las malas lenguas y otros menesterosos que se trata en realidad de un ensayo apócrifo. Ya se están analizando huellas dactilares, muestras de sudor y migas recogidas sobre el original para comprobar la veracidad y voracidad de las versiones (es cierto que sería mucho más fácil preguntarle directamente al benemérito filósofo, pero también sería mucho menos divertido).
Nótese la prosa elástica y didáctica del siguiente apartado, digna tanto del pensador rumano como de cualquiera de sus alcohólicos acólitos.



Recostándome en los bosques de los alerces y cipreses montañeses he podido observar bajo la pálida luz de mi linterna mágica a una comunidad que tiene más de común que de unidad: estoy haciendo referencia a los Sardálicos de Towanda. A continuación me explayaré sobre aquellos puntos principales de su pléyade vida playera:

I. Sociedad, costumbres y viceversa

Towanda, como todos sabemos, es una ciudad pulcra, un pueblo sin fronteras ni territorio, que paradójicamente se encuentra en el medio del continente que lo contiene de manera contingente. El centro de dicho pueblo está compuesto por unas veintisiete chozas diagonales, de fácil ubicación mas dificultosa escala. Éstas están ubicadas en forma de diagrama de Venn, rodeando el Tótem-Hoguera de los mosaicos rotos (Jai-Jit en la lengua vernácula). Dicha estructura funciona como sitio principal de rituales orgásmicos, rifas mañaneras y ferias americanas, aunque hace las veces también de cocina neozelandesa y afrodisíaca, fuente de exquisitos balaclavas.

Rodeando en ronda las redondas chozas, se encuentran las truncas y retrucadas viviendas de los Ancianos del Saber (Viej-Put, ídem). Los mismos suelen salir siempre por las noches, o a veces lo hacen otros. Nadie conoce ciertamente hacia dónde se dirigen, porque se trasladan con las luces apagadas.

En cuanto a las damas, ellos en realidad prefieren jugar al ajedrez o al dígalo con mímica, deporte en el cual son campeones, sin haber visto jamás una película. Los niños locales suelen jugar con sus abuelos, siempre y cuando luego los vuelvan a enterrar en su lugar.

II. Política, religión y la mar en coche

Los Sardálicos de Towanda profesan una religión monoteísta: adoran a un simio llamado Coch, que les provee diariamente del pan y el agua necesarios para sobrevivir, tan sólo a cambio de bananas, carne asada y otros manjares que los muchachos sacrifican sin piedad.

En cuanto al poder terrenal, se encuentran gobernados por un rey al cual jamás ven, ya que éste transmite las órdenes al jefe de lacayos, el cual hace lo mismo a su secretario excretorio, quien a su vez las reparte entre su corte de doce aldeanos y un perro. Son muy burocráticos los Sardálicos.

III. Arte, filosofía y otras nimiedades

Los Sardálicos presentan un pensamiento tan circular como su aldea pero a la vez lineal como su Tótem, lo que conforma una especie de cilindro hermenéutico que les permite interpretar las cosas de cualquier manera. “Ajk men chu kala, der papatá”, es su lema de vida. Sabrá Dios qué querrá decir.

Devotos fanáticos del arte rupestre, prefieren comprarlo hecho que ponerse a tallar y pintar. Son muy decorosos con sus decorados y adornos, pero no elaboran laboriosos recados sino que los encargan sin decoro. Eso sí, son muy buenos músicos: poseen una orquesta de mancos y un coro de niños sordomudos que tararean jazz de maravillas.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Epílogo



K tecleó el punto final y suspiró aliviado. Contra todo pronóstico racional, había logrado dar la vuelta al mundo en ochenta días.

¿Había descuidado otras cosas? Sí, seguramente. ¿Se había vuelto un poco obsesivo? Más de lo que ya era. Lo único que le importaba era que en su casa, en su trabajo o en un ciber, siempre había encontrado algún momento para sentarse a escribir y continuar la historia.

Había escrito un libro en un mes, si con eso no se había recibido de escritor ya no sabía qué debía hacer para serlo. Total, que las grandes editoriales siguieran publicando a modelos y vedettes, no era ese el tipo de reconocimiento que quería. No era esa la retroalimentación que necesitaba.

Obviamente que jamás lo hubiera logrado sin el constante apoyo de sus colegas de vida, que día a día leían y aportaban granolas que, aunque algunas fueran más bien balas a la cabeza, otras se convirtieron en estrellas refulgentes. A ellos les brindará siempre el más grande de los agradecimientos.

Algo había aprendido mientras afrontaba tal descabellada empresa: a sacarle más jugo a cada jornada. Los días se hicieron largos y demostraron que si se aprovechan bien se puede hacer en ellos muchas más cosas de las que uno imagina.

K sonrió tranquilo, disfrutando la paz antes de que el vacío volviera a llenar las tardes. Realmente iba a extrañar a esos queridos personajes.