
- Hola Lucifer, tanto tiempo… ¿Qué contás de nuevo?
El animal se irguió y contestó, arrastrando las palabras:
- ¡Oh Señor, mi Señor! Acá estoy, soportando mi condena… ¿Usted qué hace, oh Todoperoso?
- Intento entretenerme con algo, la verdad es que la Eternidad me está aburriendo…
- Su Altísimo, si me lo permite, quisiera hacerle una sugerencia…
- Habla, Lucifer.
- Estaba pensando, ¿no le aburrirá a mi Señor contemplar siempre lo mismo? Entonces se me ocurrió, ¿por qué no ofrecerle crear algo nuevo?
- Mmmm… -Dios removió sus barbas- ¿Crear algo nuevo? Podría ser una buena idea…
- ¡Claro que sí, Omnipresente! Y si Usted me lo permite, yo…
- No, Lucifer, vos no vas a hacer nada. Ya fue suficiente con la última rebelión que causaste.
- ¡Por favor, oh Sagrado! Deme otra oportunidad… Ya sé: apostemos. Juguemos a los dados, y el que gane será el Creador.
Dios sonrió con un gesto paternal:
- Pedís demasiado, hijo Mío. De acuerdo, aceptaré tu oferta, sólo para aplacar semejante hastío. Tomá, tirá vos primero.
La serpiente se corporizó, deviniendo el más bello de los ángeles. Lucifer tomó el cubilete y arrojó los dados:
- Tres y tres: ¡Seis! Bueno, no está tan mal.
A continuación Dios hizo lo suyo:
- Tres y cuatro: siete. Yo gano.
- ¡Felicitaciones, Altísimo! ¿Qué va a crear?
- Bueno, no lo tenía pensado… Ya sé: haré alguien a mi imagen y semejanza.
Entonces Dios creó al Hombre.
- ¡Excelente idea, mi Señor! Pero, digo yo, no es bueno que el Hombre esté solo… ¿Podría darme la revancha?
- ¿La revancha? De acuerdo, esto es lo más entretenido que hecho en Eternidades.
Lucifer tomó los dados y volvió a tirar:
- Cuatro y cinco: ¡Nueve! Parece que ahora la suerte está conmigo.
Moviendo un dedo, Dios hizo batir los dados en el aire y los dejó caer libremente.
- Cinco y cinco: diez. Volví a ganar. Sin embargo no te aflijas, voy a seguir tu consejo: no dejaré solo al Hombre.
Y Dios creó a la Mujer.
- Su Sabiduría no deja de sorprenderme, Señor de Señores. Pero quisiera pedirle una última oportunidad, por favor. Hagámoslo a todo o nada: si yo pierdo, me retiraré a los Abismos Infernales para siempre. Pero si yo gano… Bueno, tendré mi parte en la Creación.
- ¡Vaya que sos obstinado, Lucifer! Sin embargo me divertís. Está bien, te daré tu oportunidad. La última. Esta vez tiraré Yo primero.
Con un leve soplido, Dios hizo que los dados volaran por los aires. Luego cayeron sobre uno de sus vértices, y dieron mil vueltas. Finalmente se detuvieron.
- Seis y cinco: once. Vas a tener que superar eso…
Lucifer introdujo ambos dados en el cubilete, los batió, y los arrojó a la vieja usanza.
Contra su naturaleza cúbica, giraron lentamente sobre el Altar hasta detenerse.
- ¡Seis y seis! ¡He ganado, mi Señor, he ganado!
- Debo reconocer que hasta a mí me has sorprendido, si eso fuera posible. Muy bien, Lucifer, mantengo mi Palabra: tenés ante tus ojos al Hombre y a la Mujer, mis creaciones. Ahora vos podés crear lo que quieras.
Entonces el Diablo creó el Amor.
El animal se irguió y contestó, arrastrando las palabras:
- ¡Oh Señor, mi Señor! Acá estoy, soportando mi condena… ¿Usted qué hace, oh Todoperoso?
- Intento entretenerme con algo, la verdad es que la Eternidad me está aburriendo…
- Su Altísimo, si me lo permite, quisiera hacerle una sugerencia…
- Habla, Lucifer.
- Estaba pensando, ¿no le aburrirá a mi Señor contemplar siempre lo mismo? Entonces se me ocurrió, ¿por qué no ofrecerle crear algo nuevo?
- Mmmm… -Dios removió sus barbas- ¿Crear algo nuevo? Podría ser una buena idea…
- ¡Claro que sí, Omnipresente! Y si Usted me lo permite, yo…
- No, Lucifer, vos no vas a hacer nada. Ya fue suficiente con la última rebelión que causaste.
- ¡Por favor, oh Sagrado! Deme otra oportunidad… Ya sé: apostemos. Juguemos a los dados, y el que gane será el Creador.
Dios sonrió con un gesto paternal:
- Pedís demasiado, hijo Mío. De acuerdo, aceptaré tu oferta, sólo para aplacar semejante hastío. Tomá, tirá vos primero.
La serpiente se corporizó, deviniendo el más bello de los ángeles. Lucifer tomó el cubilete y arrojó los dados:
- Tres y tres: ¡Seis! Bueno, no está tan mal.
A continuación Dios hizo lo suyo:
- Tres y cuatro: siete. Yo gano.
- ¡Felicitaciones, Altísimo! ¿Qué va a crear?
- Bueno, no lo tenía pensado… Ya sé: haré alguien a mi imagen y semejanza.
Entonces Dios creó al Hombre.
- ¡Excelente idea, mi Señor! Pero, digo yo, no es bueno que el Hombre esté solo… ¿Podría darme la revancha?
- ¿La revancha? De acuerdo, esto es lo más entretenido que hecho en Eternidades.
Lucifer tomó los dados y volvió a tirar:
- Cuatro y cinco: ¡Nueve! Parece que ahora la suerte está conmigo.
Moviendo un dedo, Dios hizo batir los dados en el aire y los dejó caer libremente.
- Cinco y cinco: diez. Volví a ganar. Sin embargo no te aflijas, voy a seguir tu consejo: no dejaré solo al Hombre.
Y Dios creó a la Mujer.
- Su Sabiduría no deja de sorprenderme, Señor de Señores. Pero quisiera pedirle una última oportunidad, por favor. Hagámoslo a todo o nada: si yo pierdo, me retiraré a los Abismos Infernales para siempre. Pero si yo gano… Bueno, tendré mi parte en la Creación.
- ¡Vaya que sos obstinado, Lucifer! Sin embargo me divertís. Está bien, te daré tu oportunidad. La última. Esta vez tiraré Yo primero.
Con un leve soplido, Dios hizo que los dados volaran por los aires. Luego cayeron sobre uno de sus vértices, y dieron mil vueltas. Finalmente se detuvieron.
- Seis y cinco: once. Vas a tener que superar eso…
Lucifer introdujo ambos dados en el cubilete, los batió, y los arrojó a la vieja usanza.
Contra su naturaleza cúbica, giraron lentamente sobre el Altar hasta detenerse.
- ¡Seis y seis! ¡He ganado, mi Señor, he ganado!
- Debo reconocer que hasta a mí me has sorprendido, si eso fuera posible. Muy bien, Lucifer, mantengo mi Palabra: tenés ante tus ojos al Hombre y a la Mujer, mis creaciones. Ahora vos podés crear lo que quieras.
Entonces el Diablo creó el Amor.
[Archivo 2005]