miércoles, 7 de diciembre de 2011

Singularidad [6/7]


Ana Behibak camina por inercia llevando un trago en la mano. Es cierto que ese tipo de fiestas habían dejado de parecerle divertidas pero continuaba asistiendo por no tener otro lugar a dónde ir. En realidad, por no buscar.

Ese es el problema de la Redundancia Cíclica: uno se acostumbra a ella. Y luego, como los prisioneros de la caverna platónica, terminan pensando que esa es la única realidad posible y allí se quedan. Cada tanto puede aparecer un liberado a tratar de convencer a los demás, una singularidad que muestre la luz al final del túnel, que obligue a dar vuelta la cabeza y quitarse las cadenas. Pero Ana ha dejado de buscar esa singularidad hace largo tiempo.

Así era cómo había caído en el círculo en el que ahora se encontraba: a base de repeticiones y laberintos donde la única salida era volver al casillero anterior. El acostumbramiento genera cierta comodidad ambigua, como una cama con clavos, que no deja de ser una cama donde descansar. Siempre es más fácil quedarse bajo el refugio apócrifo que salir a buscar verdades. Mas este hábito mediocre termina consumiendo el deseo hasta dejarlo tirado como un fósforo sin vida.

Ana sonríe, por inercia también. Apura su trago y pide que se lo vuelvan a llenar. Algo bueno tienen esas extrañas celebraciones: la bebida nunca se acaba.

Había aceptado, por cansancio, adaptarse al estilo del lugar accediendo a adornar su rostro con un crisantemo sobre la oreja. Pero la flor no le hace competencia a su belleza y no hay pétalo capaz de desafiar la dulzura de sus ojos, que ella bien sabe acompañar con su bondad innata y su fina inteligencia. Sin embargo… sigue siendo el centro de un círculo que sólo ella habita.

Se acerca al escenario, a escuchar por enésima vez el show de turno. No obstante, cuando todo parece ser un nuevo retorno de lo mismo, Ana Behibak cree ver un destello de luz sobre el fondo oscuro, y deja posar su mirada sobre la singular llegada de Eros de la mano de un Mimo.

3 comentarios:

A.B. dijo...

Que mezcla rara de sentimientos que despertó esta lectura en mi! Me gustó el paralelismo que planteas entre la costumbre y la repetición, en un punto coincido, aunque creo que en el fondo de esa repetición que tenia presa a esta señorita ya se encontraba un deseo tenaz y profundo que solo necesitaba ese destello de luz que parece haber visto al final para poder darse cuenta que en realidad siempre fue una buscadora, solo que estaba viendo el mapa al revés.

SIL dijo...

Ana va a cambiar un montón de clavos por una sóla flecha que va a hacer de su cama un lugar menos espinoso y mucho más interesante.

Besos singulares, DonJuan.

SIL

Norma Ruiz dijo...

Galàn:
La inercia genera acostumbramiento, esa sensaciòn de vivir atrapada en un laberinto.
pero cuando el deseo atraviesa el final del tùnel, devuelve una mirada de esperanza.
besos enormes querido Juan, besos enormes a Florencia.
felìz Navidad¡