sábado, 18 de octubre de 2008

Dieciocho



Dudé en responder. De pronto la voz volvió a hablar:

- Bueno, no contestes si no querés. Ya sé que sos vos…

- ¿Quién sos?

- …Y vos ya sabés quién soy yo.

Interesante charla para un sanitario. Sólo faltaba que nos pusiéramos a jugar al Quién es quién intentando adivinarnos por la las puntas de nuestros zapatos. Aunque era cierto: ambos sabíamos con quién estábamos hablando.

- Ah, supongo que es usted, el hombre-de-gris… ¿O debería decir “Rodolfo”?

- ¿Ya te dijo mi nombre? Bien, ya hablaron de mí, veo que están al tanto de todo.

- ¿Qué es lo que quiere? ¿Por qué nos está siguiendo? ¿Y cómo sabe mi nombre?

- De a una por vez, por favor… Lamentablemente para ustedes, están llamando mucho la atención en los pueblos carentes de emociones. Sus nombres se están haciendo conocidos: el canillita lo grita junto con el diario, el verdulero se lo cuenta al almacenero, éste al barbero y de allí a todos sus clientes…

- Ok, ya entendí. ¿Y cuál es su papel en todo esto?

- Escuchame, Valentín, yo sé lo que están haciendo. Estaba buscando una oportunidad para hablar con vos: quiero ofrecerte un trato y mi ayuda.

Aquellas palabras me sorprendieron. ¿Un trato con este hombre? ¿Qué podría ofrecerme él que Victorio no?

- Gracias pero no lo necesito. Ya tengo un compañero de viaje. No necesito más personajes misteriosos en esta historia…

- ¿Pensás que Victorio te dijo la verdad, no? ¡Qué cosas te habrá dicho de mí! ¿Te contó por qué lo echaron de la asociación? ¿Te dijo algo acerca de su familia?

- ¿De la familia de Victorio o de la suya?

- ¡Pero por favor! No le creas ni una sola palabra: Victorio es un traidor, un mentiroso, un farsante…

- Qué curioso, lo mismo me dijo él de usted.

- Es más veloz que un meteoro y más sucio que un espartano. Haceme caso, antes de que te des cuenta te va a traicionar… Yo te dí una pista, ¿no averiguaste nada acerca de eso?

- Sabat, sí. Pero no entiendo qué tiene que ver ella en…

La puerta exterior se abrió de golpe. Unos pasos entraron, al parecer tambaleándose un poco. Un fuerte sonido indicó la salida repentina de un chorro de líquido. Noté que Rodolfo subía los pies para no ser visto.

Salí de golpe de mi cuadrilátero (lamentablemente, sin haber podido responder a la llamada del legendario) y me encontré con Victorio con una mano sobre los azulejos, y la otra pícolo en mano, apuntando a las bolitas de naftalina.

- ¡Pero viejo!, ¿Meás plutonio, vos? No me podía concentrar con ese ruido…

Victorio se dio vuelta sorprendido, y al verme se rió.

- Y ojo con lo que hacés ahora, acordate que más de tres sacudidas es masturbación…

Rió una vez más. “Te espero afuera”, dijo, y salió dando grandes pasos. ¿Habría sospechado algo?

Miré hacia el lugar donde se encontraba el hombre-gris: sus pies continuaban sin verse, pero una mano se asomó y me arrojó de rastrón un objeto. Era un celular: lo guardé en mi bolsillo y salí del baño.

Decidimos pasar a recoger unos víveres antes de salir a la ruta. A Victorio se le antojó un pan relleno de coles de Bruselas para la merienda. Pero por supuesto que no compramos nada de eso: nos limitamos a 400 gramos de fiambre, pan lactal, y bizcochitos para el mate.

Manejé toda la noche. Mi compañero dormía como un bebé (y a decir verdad, en esos momentos no le vendría mal un babero) mientras yo conducía el Farline por los campos del sur más desorientado que Marty Mc Fly en Hill Valley del 55. Definitivamente cada vez comprendía menos: el hombre-de-gris me había desconcertado y a la vez abierto una nueva alternativa. ¿En quién debía confiar?

Entramos a la provincia de Río Negro junto con el sol. En ese momento Victorio se despertó y se ofreció para relevarme en el viaje, lo que me permitió dormir un par de horas.

Aproximadamente a las 8 de la mañana desayunábamos en un bar alemán, donde un tipo vestido de Heidi pero en versión ultra nazi nos alquiló un cuarto con baño y una hornalla.

- Valentín, acostate un rato si querés, yo voy a dar una vuelta por la ciudad para ver qué puedo averiguar.

- Ok, pero si esta prueba se trata de un concurso de comer chocolates me toca a mí…

Accedí a la propuesta de mi compañero porque realmente estaba muy casado. La cama era dura como una piedra, pero la almohada zafaba. Intenté cerrar los ojos y no pensar en nada.

Sin embargo, algo comenzó a vibrar en el bolsillo de mi pantalón.

5 comentarios:

Duquesa de Katmandu dijo...

Lindos recuerdos de la infancia me trae esa imagen.
Para no desentonar, propongo:

ALCIDES
GLADIS, LA BOMBA TUCUMANA
DIEGO KESTELMBOIM

Beso noventoso (sin viento)

Jardinero del Kaos dijo...

ESTO CADA VEZ ESTA MEJOR!!!

CONTA CON MI VOTO!!!

HEIDI ULTRA NAZI???

DEJO MI LISTA HABITUAL:

-HOMUNCULO
-METROSEXUAL
-IBUPROFENO
-ESTOICO
HOY NO ESTOY MUY INSPIRADO(BAH NUNCA LO ESTOY)

ABRAZO PERCUTANEO!!!

Anónimo dijo...

Más que intrigado por lo que pasará y lo que no, te dejo un saludo y dos palarillas, fáciles de relacionar.

PROFECÍA
NOSTRADAMUS

Gesundheit!

El Niño Bidimensional

Anónimo dijo...

buenisimo!! estoy cada vez mas enganchada!!Hoy te dejo marcas:
adidas
Hp
chandon
citroen.
Besos!!(sin marca)

Paula Daiana dijo...

En cada post aparece algo rico para deleitarse y generar tentación... me intriga este hombrecito de gris.... sigo leyendo galán!