jueves, 23 de diciembre de 2010

Punto de vista


Linfo descansaba de su guardia. En los últimos días había tenido que intervenir en varias defensas y se encontraba agotado.

Baso pasó cerca, algo apurado. Pero al ver su compañero se detuvo:

-¿Qué hacés acá, descansando? ¿No te enteraste de que hay problemas en el Sistema Central?

-Que vayan los Rojos, yo ya tuve demasiado.

-Sabés muy bien que ese no es su trabajo, sino el nuestro. ¡Vamos, soldado!

-Esperá, Baso. Sentate un rato, me gustaría hablar con alguien. ¿Sabés? Estuve pensando…

-¡¿Pensando?! Eso no nos corresponde a nosotros, ¡nuestro lugar está en la Defensa!

-Nuestro lugar… ¿Nunca pensaste en que tal vez nosotros seamos algo más que simples guardianes?

Baso contempló absorto a su amigo. Éste sintió que debía continuar con su reflexión:

-¿Cuánto vivimos? ¿Días, meses, años? Tiene que haber algo más, otra cosa que podamos hacer.

-Linfo, ya sabés lo que enseña el Protocolo: cada cual tiene función, y la nuestra es…

-Ya lo sé, ya lo sé. Pero, tanta clasificación, ¿no te parece arbitraria?

-¿Qué querés decir?

-Tanta diferenciación entre nosotros, distintas castas, discriminación por color, tamaño, forma… No sé, a veces siento como que todos somos parte de lo mismo.

-Bueno, en cierto sentido es así, ya que todos trabajamos en favor en un bien común…

-¿La paz? ¿La armonía? ¿Es status quo? No, Baso, no. Yo hablo de otra cosa, va más allá de una simple comunidad. Yo creo que todos formamos parte de un mismo Todo, ¿entendés?

Baso volvió a contemplar largo rato a su colega, temiendo por su salud mental.

-¿Un Todo?

-Una Unidad, de la cual todos seamos parte. Donde cada uno cumpla su función, sin perder su individualidad, pero sin privilegiar el fin propio frente al de la Totalidad.

-¿Y ese Todo sería un ser vivo, como nosotros?

-No lo sé… ¿Suena absurdo, verdad?

-La verdad que sí.

-Tenés razón, basta de pensamientos sin sentido, que nosotros no estamos para eso. ¿Hay problemas en el Sistema Central? ¡Vamos a defenderlo!

-Así se habla, compañero. No quisiera pensar qué pasaría si los Hostiles llegaran a tomarlo.

Linfo y Baso murieron en esa misma batalla, sin saber que eran lo que unos seres relativamente superiores a ellos, los humanos, llamaban Glóbulos Blancos

viernes, 10 de diciembre de 2010

Contrafácticos y subjuntivos


¿Y se te dijera que la vida no tiene un sentido dado, que la verdad es sólo un concepto lingüístico no aplicable a la realidad? ¿Si te hubiera dicho en aquel entonces que los valores en los que creés en realidad no son más que humanos (demasiado humanos)? ¿Si te hubiera contado que Dios ha muerto, que el fundamento cayó, que la autoridad resultó ser sólo máscara de máscara sin rostro detrás? Si te dijera que las Tablas han sido rotas, que los padres han caducado, que el oro en realidad no era más que papel abrillantado… Si hubiera hablado aquella vez, diciéndote que no hay ley trascendente, que el hombre es quien crea y por lo tanto quien es capaz de destruir, ¿qué habrías hecho? ¿Habrías comprendido que la destrucción de lo viejo no era más que barrer el terreno para la construcción de lo nuevo? ¿Habrías entendido que si el vivir no tiene un significado previo, que si la existencia precede a la esencia es porque estamos condenados a ser libres? Si te lo hubiera dicho, ¿habrías reconocido que el hecho de que la responsabilidad de cambiar nuestra situación sea exclusivamente nuestra es algo positivo? Si te hablara de un camello, un león y un niño, ¿sabrías que las transformaciones no son más que el cambio metafórico pero necesario hacia lo vital? ¿Aprehenderías que la única norma válida es la de superarse a sí mismo, contribuyendo de esa manera a la definición de ser humano? ¿Que si la existencia no tiene razón, es porque nos corresponde a nosotros dársela? Si te lo hubiera dicho todo desde un principio, ¿estarías aún conmigo? No puedo saberlo, no hay tabla de verdad para este tipo de condicionales.