viernes, 10 de abril de 2009

No somos nada



Había comenzado casi de casualidad, tal vez como todas las cosas. Una noche en la que se encontraba cansado de la nada de su existencia, Florencio Gauna había salido a caminar.

Fría, oscura, la ausencia de la luna le recordaba a la muerte misma, como si de la teoría platónica de la reminiscencia se tratara. ¿Cómo recordar, si no, lo que nunca se vivió?

Fue entonces justo cuando pasó por la casa de sepelios. Y, literalmente y sin pensarlo ni una vez, vio luz y entró. Velaban a un tal Amancio Cortés, gran hombre, a juzgar por el tamaño del cajón. Alrededor de quince personas neutras lo lloraban: algunos a cierta distancia del féretro, sólo una mujer a su lado, el resto tomando café en el pasillo.

Gauna comenzó a acercarse disimuladamente a la tolva caliente y mientras se servía una tacita escuchaba las charlas de los comadrones: “¿Cómo puede ser?”, “¡Era tan sano!”, “No somos nada…”.

Tardó unos minutos en darse cuenta de que nadie notaba su presencia allí. Tomó una masita seca, se acercó a un alto de bigote y murmuró un “Qué triste, che” cerca de su oído. El hombre le contestó con un gesto de asentimiento y en pocos minutos comenzaron una amena charla. Se trataba de un antiguo socio del difunto. Florencio se presentó como un amigo de la infancia.

A partir de esa noche las visitas a los velorios se hicieron costumbre en él. La segunda vez fue en el mismo lugar, pero enseguida comprendió que si seguía asistiendo allí resultaría sospechoso para los dueños. Así es que luego de la cena solía patear las calles de la ciudad paseando por las distintas casas de velorios, buscando algún muerto de turno.

Triste fue la vez en que, habiendo recorrido todos los negocios disponibles en treinta cuadras a la redonda, no había encontrado ningún ser vivo que hubiera perdido la condición de tal. Luego de varios días sin suerte, comenzó a comprar el diario cada mañana para leer los avisos mortuorios. Allí la salsa fue rica de verdad.

Cada jornada, aproximadamente a las siente de al tarde, Florencio Gauna salía de su hogar, traje negro y periódico bajo el brazo, dirigiéndose en busca del cuerpo en cuestión. Y no es que era adepto a la necrofilia ni mucho menos: al muerto ni lo miraba, lo que a él le interesaba era pasar una noche agradable, tomando café con masas o medialunas y, sobre todo, conociendo gente nueva.

A veces se hacía pasar por viejo amigo, otras por un primo lejano, el hecho era que Gauna siempre lograba su objetivo: colarse en las veladas negras y charlar toda la noche.

Con el pasar de los años su actitud se hizo conocida: los funebreros lo saludaban por las calles y cada vez más gente asistía a las velas de sus seres queridos, tal vez con la sola intención de ver si lo encontraban por ahí.

Dicen que cuando murió ya varios lo habían bautizado El Hombre de los Velorios. Y que en el suyo propio había más de quinientas personas. Muchos aprovecharon la ocasión para conocerse entre sí y beber café gratis.

28 comentarios:

SIL dijo...

And the Oscar´s go to: ÉSTE POST.!!
Basta de bromas , te juro que tu talento me deja sin aliento.
Te felicito de corazón.

BESOS de ADMIRACIÓN.

SIL dijo...

OTRO SÍ DIGO:
Me gustaría, si tenés ganas, que leas una entrada mía del 26-2-, titulada ¨LAS ULTIMAS CONCLUSIONES¨, y me confirmes si era tu Florencio Gauna, el protagonista de esa poesía.
BY BY

Anónimo dijo...

Impecable relato.

Pulgamamá dijo...

Quiero un libro con todos tus relatos para devolvermelo en el metro. Y leer sobre Rocambole, Somosa y Gauna. Sobre este ultimo hay una ternura perversa en la gente que va a los velorios por curiosidad. En fin, gran personaje. Abrazos

Taller Literario Kapasulino dijo...

Muy gracioso! Me rei... pero pobre hombre... lamentable! Se ve que se encontraba muy solo!

Terapia de piso dijo...

La soledad tiene a veces raras adicciones.

Saludos, Galán.

José Roberto Coppola
Pd: te había dejado un comentario en el post anterior pero no salió. Sólo quería decirte que si al final todavía persistía una duda, nada había cambiado.

SIL dijo...

BUENO,A VER... EMULANDO LA DESTRUCCIÓN DE LA MÍTICA BIBLIOTECA DE ALEJANDRÍA, ESTOY HACIENDO FUEGO CON TODOS LOS LIBROS DE CUENTOS DE MIS HIJOS, SIN RESPETAR EJEMPLAR ALGUNO, Y A PARTIR DE HOY, TOMARÉ TU HISTORIA DE ¨PAPÁ NOEL NO EXISTE¨ (7 tomos) , PARA QUE LA LEAN REITERADA Y COMPULSIVAMENTE, COMO LO HIZO SU MADRE HOY.

Puede ser que tengas fama de galán, no formo parte del club de tus enamoradas ni lo haré, pero quiero inclinarme ante tu genialidad como escritor.
Tomalo como un piropo, un comentario, un halago, lo que fuere.
Tu estilo es exactamente el que me fascina.
DICHO ÉSTO, TE SALUDO CON REVERENCIA.
Total, besos te sobran de muchas otras...

Unknown dijo...

Muchas veces, haciendo uso de mi humor negro, sugerí a mis amigas ir a desayunar café con medias lunas a algún velorio.

Buen relato!

Patricia dijo...

Regreso despues de un viaje y un poco de trabajo :(
te extranhe, querido amigo, extranhe tus lindos relatos...
esta un poco escalofriante "el hombre de los velorios" si en el mundo existe cada personaje...dificil de olvidar, y es tan real...
besos y feliz fin de semana!
ahora me paso por los otros post me encanta leerte,

CRONOPIA dijo...

Usted ya tiene hecha una listita con nombres literarios?

El de Florencio Gauna merece una ovación.

el oso dijo...

Florencio, el plañidero que no plañía, pero garroneaba de lo lindo, ya era un muerto viviente que no dejaba de engordar su vientre y amenizar velorios.
Por supuesto, su velorio estaba lleno, lo conocían todos los difuntos de la ciudad...
¡Excelente!

g. dijo...

Florencio Gauna es hincha de Chacarita, ¿no?

"Libélula" dijo...

Holas Galan!

Pasaba a saludarte y a desearte unas muy felices `Pascuas para vos y tu flia!

Que pases un buen finde largo!

besos!


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Libelula!

Viviana dijo...

Me encantó la historia. Yo tengo algo de morbosa. En el último velorio al que asistí, no pude contenerme y me metí en el depósito y me puse a recorrer los ataúdes como quien mira ropa en una tienda. El traje de madera, je. Sería interesante salir a probarselo para que cuando llegue la ocasión estar impecable. Un beso

ana. dijo...

La soledad suele manifestarse de las formas más extrañas...pobre Florencio Gauna...tan solo en las noches de su vida y tanta gente en su velatorio,después...

Besos galán (que lindo escrib{is)
tengo que pasar por tu penúltima entrada...:( no me esperaste esta vez!

giselita dijo...

Que bueno que Florencio encontro la manera de no estar solo sus ultimos dias, me parece barbaro, si no que triste hubiera sido su velorio!!
Saludos.
Y felices pascuas para libelula tambien!

Azul dijo...

La soledad siempre encuentra un buen lugar donde hacer echar raices...

Realmente un placer haber llegado hasta tu barrio

un beso

Azul

SIL dijo...

Ahí voy por los 31.
Gracias por el dato.
BESOS DE PASCUA

BiMbO__tECktoNik dijo...

hola! mi nombre es Mark. son italianos y no sé hablar muy bien español. Hablo Inglés bien y usted?

gisela marziotta dijo...

muy bueno!
me gustaria saber mas de florencio.
su velorio lleno de gente, de desconocidos conocidos, esa es la soledad de todos.

SIL dijo...

ACÁ ENTRE NOSOTROS GALÁN,...
TE TENGO QUE DECIR QUE TAMBIÉN TENGO EL SÉPTIMO SENTIDO, SOLO QUE NO LO HAGO PÚBLICO, PORQUE NO QUIERO HACER ¨ARDER EL COSMOS INTERIOR A SU PUNTO MÁXIMO¨ EN ALGUNOS DE MIS SEGUIDORES(SOBRE TODO, DE LOS MÁS ZARPADOS)...
TEMO LAS CONSECUENCIAS...VISTE...
DE TODAS MANERAS, QUEDATE TRANQUILO QUE ATENAS REENCARNADA EN SAORI KIDO SIGUE ESTANDO BIEN PROTEGIDA.

BESOS DE UNA CABALLERO DEL ZODÍACO DE INCÓGNITO.

VALENTIN dijo...

Vaya tremenda forma de conocer personas nuevas, pero buehhhh! Me encantó la parte del café. ... nunca postergo una buena taza ni digo que No a una, jajajajajajajajajajajajaja!
Me gustó mucho el escrito!!!

Yoyo dijo...

Impresionante!!!
Tu relato o mejor dicho la forma que tienes de llevarlos a cabo deja sin palabras al lector.
Besotes :)
Yoyo

Cynthia dijo...

Debo decir raro, pero una linda historia que te lleva al final, con sabor negro y café gratis.

gracias por comparitr.

cariños.

Jardinero del Kaos dijo...

descansa en paz, era un gran tipo, joder no somos nada.

nada mas repugnante que el cafe de velorio. nada mas exquisito que el sandwich de miga de velorio.

supongo que compraria "la nacion" para ver los obituarios, ahi publica la gente bien...

Gara dijo...

Cuanta soledad,q triste...

Besos

Romina dijo...

Mas que un cafè...si se asemeja a querer estar entre personas desonocidas...solo por evitar tristeza...lo inevitable.

Desayunos de besos descafeinados♥

Paula Daiana dijo...

Galán la historia que se ha mandado no tiene desperdicio... “lo que a él le interesaba era pasar una noche agradable, tomando café con masas o medialunas y, sobre todo, conociendo gente nueva”, creo que eso no es poca cosa.
No se si es bueno o no hablar de estas cosas pero yo siempre digo que el día que me muera quiero que me velen toda la noche, nada de cerrar las puertas ni volver cuando amanezca y obviamente que no falte el cafe ni las medialunas...
Aplausos muchos para su reflexión.