sábado, 17 de mayo de 2008

Rigor Mortis

Él está muerto. O al menos eso piensa su observador. El testigo, mudo de asombro, terror, asco o hastío, no dice nada. Sólo un cuerpo, o dos. Uno vivo, el otro muerto.

La mesa fría indica la posición correcta: los dedos rígidos, los brazos caídos, el izquierdo colgando. El dedo pulgar del pie derecho está casado: una aureola lo rodea, como una mortaja nominal. Papel, tinta: Aurelio Céspedes.

El vivo revisa instrumentos de metal sobre una mesita. Bisturí, tijeras, pinzas. “¿Qué es la vida?”, se pregunta. “¿Un frenesí, un girasol, un sube y baja?”. Formula incoherencias y corta. O al menos intenta cortar: carne dura, piel fría, hoja desafilada. Maldice. “Tengo hambre”. Abandona el cuerpo frío y va en busca del otro, el que aún está en la heladera. Pollo.

El muerto, quieto. Nada dice, ni una queja. ¿Qué le importa esperar un poco más? Un pollo, un hombre, dos hombres. Frío de heladera. Frío de ambiente. De vuelta a los guantes de goma, previo lavado de manos (no vaya a ser cosa de contagiar al muerto). “Probemos por acá, total, mucho daño no le voy a hacer”. ¿Y el daño moral? ¿Y los derechos del cadáver? ¿Tienen derechos los muertos? Él no encontraba la diferencia entre la panza de aquel hombre muerto y el pollo muerto que él llevaba en su panza. “No corta, pucha”. ¿Qué es la vida? ¿Un cuchillo que no corta?

Sale mutis por el foro. Vuelve con un arma nueva. ¿La razón? ¿El corazón? No, otra más vieja: la falta de escrúpulos. “Mejor le saco el ojo con una cuchara, total…”. Juega. Se divierte con la carne vieja. Da vida al muerto (“¿Qué es la vida?”).

De pronto su mano resbala, el codo tropieza con la nariz y el cuerpo vivo cae sobre el muerto, sólo para darle un poco más de acción a la escena. Un abrazo fraternal, instantáneo, fugaz. Dios creando a Adán jugando a ser Dios. ¿Quién era quién en esa habitación?

El muerto sonríe. Rigor Mortis.
[Archivo 2007]

3 comentarios:

Cecilia dijo...

me remite al debate con los vegetarianos(?)

besos sinergicos

Anónimo dijo...

demasiado oscuro para un domingo pero exquisito para un atardecer.
bien bien. me encantó el abrazo fugaz, instantáneo.
"más leche que café" es lo más. eat your heart out oliverio girondo.
el mensajero de los astros

Anónimo dijo...

No habia hecho comentario pero si lo lei. Es que lo mio es redundante. Sos genial y soy tu admiradora numero uno, fundadora del club de fans...