sábado, 10 de abril de 2010

La transmutación de las aves


La muerte de Ángel Vergara y la de Genaro Cúspide (la definitiva) se dieron con pocas semanas de diferencia. Florencio Gauna alcanzó a ir a los dos velorios antes de que el suyo propio se convirtiera en una gran reunión de simpáticos desconocidos.

Santino Conde se enteró de las tres a través del diario local. Las paredes del recién inaugurado Cuervo Blanco aún olían a pintura fresca mientras él saboreaba su whisky.

Conde miraba la nada mientras se perdía en sus cavilaciones. La vida, la muerte, el cambio. Crecer, devenir. ¿Qué estaba haciendo de su vida? Sin creer necesariamente en las esencias sentía no obstante que debía haber algo inmutable en las almas de los hombres. Últimamente se había vuelto más sociable, desarrollando su empatía hasta el límite de luchar por causas que no le incumbían. Lograr sentir hacer el bien sin mirar a quién, sin pedir nada a cambio, sin hacerlo notar siquiera… siempre habían sido cuentas pendientes en su vida.

Mientras hacía girar el vaso lentamente en su diestra sus pensamientos hacían lo suyo hacia el lado contrario. ¿Había algo de malo en promocionar los actos? ¿Por qué siempre esa necesidad de marcar lo dado, lo obvio, lo inmediato? Sin embargo… Costaba ordenar las ideas en esas neuronas adormiladas por el alcohol, pero la tesis que rondaba sus sienes era más o menos la siguiente: nombrar los hechos. No puede haber ninguna carga valorativa (ni negativa ni positiva) en el mero nombrar los hechos. Si hay una mesa verde y digo “hay una mesa verde”, eso no parece tener nada de malo. ¿Por qué, entonces, si hago un favor, si hago el bien, y luego lo expreso, “hice el bien”, esa enunciación se impregna de tinte negativo?

Hacer el bien sin decir nada. Humildad. Perfil bajo. ¿Pero cómo? ¿No era que lo importante eran los hechos, y no las palabras? Si en definitiva hice el bien, ¿qué importa que después lo diga?

Mas Santino Conde había aprendido una lección de todo esto, aunque no sabía bien cuál era. Había crecido, había evolucionado, había aprendido a darse un poco más por los demás.

La puerta del bar se abrió y entró una hermosa señorita. Santino se puso de pie de un salto, se presentó con una sonrisa y le ofreció una silla cerca de la suya.

Hay cosas que no cambian.

17 comentarios:

Louisianee dijo...

No creo que sea de mucha importancia mi comentario, je, pero... Me hizo recordar algo...

Cuando volvi a casa de mi hermana yo era quien limpiaba la casa -sigo siéndolo-. Cuido a los niños, los baño, los visto, les doy de comer y todo eso.

Sin embargo, si ella llegaba a casa y le decía todo lo que había hecho, ella se molestaba mucho. "¿Por qué me lo dices?", preguntaba. Yo esperaba un gracias o algo así... y quizás era mucho pedir o falta de humildad (???). Ella dijo que no me tenía que dar las gracias porque era mi deber -cosa incierta, pues realmente no es mi deber-.

Luego de eso dejé de esperar algo a cambio; dejé de esperar las gracias. Y esperando nada empecé a disfrutar más de mi trabajo. Simplemente me reconfortaba hacer las cosas bien y saber que ellos no vivirían tan bien sin mi. Hahahá.

A veces hay que dejar de lado la humildad, al menos dentro de uno mismo... para apreciarse un poquito más. Es lo que pienso.


Nada que ver con tu buen escrito. Hahahá. Besos.

SIL dijo...

La analogía que hacés con la transmutación del albatros en un cuervo blanco y el paralelo con las meditaciones (y positivas evoluciones) de Santino,
son brillantes, Galán...!!

Quizás el albatros pueda llamarse ahora cuervo blanco...
Pero aunque le pinten las paredes, siempre será ¨el albatros¨.
No se puede cambiar del todo la esencia de las cosas ni de las personas;
la actitud de Santino en el párrafo final, ratifica mis dichos que coinciden con tu frase de colofón ;)

Buenísimo, Donjuan, un beso grande.

SIL

Berserkwolf dijo...

en ocaciones se vuelve escencial hablar de la escencia, lo complicado es identificar que buscamos de la escencia, si queremos ver aquello que es esencial y constituye el simineto, o si es la peste que nos delata y diferencia(sea como sea escencia al final)

Louisianee dijo...

Pues es un video muy popular que circula por youtube. A David le hicieron una operación dental y lo tuvieron que sedar, por eso actuaba así. Lol

Jardinero del Kaos dijo...

Todo cambia y todo sigue igual, se evoluciona e involuciona al mismo tiempo.
Y todo regresa, a la larga o a la corta todo vuelve...

un saludo

Yo NO SOY Cindy Crawford!! dijo...

"¿No era que lo importante eran los hechos, y no las palabras? Si en definitiva hice el bien, ¿qué importa que después lo diga?"

Wow, me pegaste un cachetazo.
Yo defensora aguerrida del poco valor de las palabras cuando se precede con hechos.

Me parece bien q después se diga.
Es justo.

;)

Anónimo dijo...

Por alguna extraña razón (quizás la baja autoestima de la gente, del resto), el reconocer lo que uno hace es signo de arrogancia o egolatría.

'Algunas cosas no cambian', por supuesto jeje, afortunada y desafortunadamente.

Pregunta (Ya me voy a sentir idiota jaja): ¿El Cuervo Blanco es el mismo sitio que se llamaba Albatroz? (Creo que ese era el nombre)

Abrazos :D

Taller Literario Kapasulino dijo...

Como siempre un lujito leerte!

ana. dijo...

Hay cosas que son escenciales.
Un beso

HUMO dijo...

Y..no hay cosas cosidas al género humano ;)

Besos!

=) HUMO

Anónimo dijo...

Nunca dejamos de crecer interiormente...aunque siempre hay quien se cree demasiado grande para seguir creciendo, olvidando muchos de los valores que por esencia tiene el ser humano.
Un placer leerte,
Bsos

TAMIA dijo...

Tengo q aprender esa tecnica del perfil bajo...creo firmente q se puede hacer milagros con ella

Alma Mateos Taborda dijo...

Muy buen trabajo!! Aplaudo tu talento. Un abrazo.

Anónimo dijo...

por ejemplo te podria decir: cada tanto paso el barrio, aunque ya no comente tanto como antes. pero para que hago eso? para que lo sepas... para que? para... no se. por algo no lo hice antes. me estoy poniendo como ejemplo. tengo algunas pistas de la diferencia entre 'la mesa es verde' e 'hice el bien': 1) el segundo enunciado tiene un termino valorativo, lo cual despierta otras consideraciones a la hora de la evaluacion; 2) lo dicho va mas alla de lo expresado literalmente... implicaturas y esas cosas. nuevamente, el segundo enunciado parece decir mas de lo que dice en si mismo, y habria que ver si no cae en una cuestion de autobombo o algo asi; 3) decir algo, enunciar, es tambien un hecho. los hechos tienen propositos, y habria que ver si el proposito de enunciar las dos oraciones es el mismo (descriptivo, o algo asi). aunque creo que esa es tu idea original (la del personaje, perdon) y por lo tanto (3) no aporta nada. saludos miles y millones. te extraño, y lo sabes! Alfonso

Anónimo dijo...

cómo extrañaba tus comentarios!
qué bueno verte por aquí, mi pequeño niño bidimensional...

pronto nos veremos tete-a-tete!

Arya dijo...

Ahh que ojos.. que blanco.. buen escrito : )

Mi abrazote Sr Galante.

el oso dijo...

No cambia la madera de la que uno está hecho. Bah, se me ocurre.
O al menos percibimos cierta continuidad o creemos percibirla.
Santino tiene pulsiones aunque crea sepultarlas con acciones.
Es difícil el equilibrio.
Abrazos