jueves, 1 de enero de 2009

Papá Noel no existe (Parte 7 ¡Finale!)



-¡No puede ser! ¡Es el Desmitificador! - Gritó Melchor.
-¿El qué? –Preguntó Papá Noel.
-El Desmitificador –Aclaró Perestein-. Es un borrador de mitos y leyendas. Si te tocan con su luz, no sólo desaparecerás si no que también serás olvidado por todos los seres vivos.
-Increíble, no tenía idea de que existiera algo como eso.
-¿Te acordás del Pato de Noviembre? ¿O del Hombre Alegre y su amigo Cocó Pepé?
-Ni idea, ¿quiénes eran?
-Ellos eran seres tan populares como nosotros. Fueron disparados con el Desmitificador hace algún tiempo y ahora ya nadie los recuerda.
-¿Y por qué vos sí?
-Porque tomé la precaución de guardar cierta información sobre ellos. Igual, esos papeles poco a poco se fueron borrando. Es más, ya ni siquiera estoy seguro de que esos eran sus verdaderos nombres... ¿De qué estábamos hablando?
-No lo sé, pero me dieron unas extrañas ganas de comer pato…

-¡Tené cuidado con lo que hacés con eso! – Exclamó Melchor.
-¿Qué pasa? ¿No confiás en mí? –Baltasar gritaba con el rostro desencajado por la ira- ¿Pensás que soy un inútil?
-No, Baltasar, no. Perdón, nunca quise decir eso.
-Nunca desconfiamos de vos, Baltasar – Agregó Gaspar.
-¡No los escuches, Balti! –Papá Noel lo alentaba desde el otro lado- ¡Ellos siempre te usaron! ¡Ve la realidad!
-¡Callate gordo estúpido! ¡No quieras cambiar las cosas! –Siguió Melchor- Baltasar, perdón por lo que dije, estaba muy nervioso y no supe medir mis palabras.
-¡Eso es mentira! ¡Siempre te consideraron inferior! ¡VE LA REALIDAD!
-¡No te metas en esto!

Baltasar giró su cabeza y apuntó con el arma a Noelman:

-¡Con vos todavía no he terminado!
-¡Eso es Baltasar! ¡Acabá con él! ¡Terminá ya con ese farsante mito de Papá Noel!

El Rey Negro no sabía qué hacer. Miraba hacia uno y otro lado, apuntando a todos con la peligrosa arma. Por un momento pensó en hacerlos desaparecer a todos y convertirse él en el Rey de las Fiestas. Sin embargo borró rápidamente ese pensamiento de su cabeza, considerándolo horrible. Volvió a mirar a sus dos compañeros. Luego dirigió su mirada hacia Papá Noel y levantó el Desmitificador.

De pronto los cielos se pusieron negros y una voz profunda pero serena exclamó:

-Ya no peleen.

Una figura humana rodeada de luz comenzó a descender lentamente. Tenía una túnica blanca, sandalias, barba y pelo largo.

Siete trompetas comenzaron a sonar desde las alturas y empezó a llover sangre, justo cuando la misma voz habló, ahora algo irritada:

-¡Basta che, basta! ¡Todavía no!

Inmediatamente el cielo volvió a aclararse, desapareció la sangre y las trompetas se callaron.

-¡Estos ángeles, siempre lo mismo! Cada vez que se me da por bajar a la Tierra se creen que es el Apocalipsis.

La figura terminó de descender y apoyó sus pies sobre la ruta cercana. Todos comenzaron a acercarse lentamente hacia Él. Al reconocer al Mesías, los Reyes Magos se arrodillaron y comenzaron a adorarlo.

-¡Es Jesús! ¡Ja, no lo puedo creer! –Papá Noel no salía de su asombro. Al fin tenía la oportunidad de conocer a aquél por quien se suponía que se festejaban las navidades.

-¡Levántense, Reyes de la Tierra! No es a mí a quien deben adorar.
-¡No, no, esperen! ¡Quédense así, un ratito más! – Papá corría como un niño, mientras sacaba su celular del bolsillo- ¡Déjenme sacarles una foto, esto es increíble!
-Por Dios, ¡qué patético! – Dijo Melchor.
-Discúlpeme, Señor Jesús, ¿podría correrse un poquito más atrás? Así entran mejor.
-¿Así está bien?
-Sí, sí, genial. Quédense quietitos un segun… ¡Señor, cuidado!

Jesús miró hacia el costado pero ya era demasiado tarde: un camión Scania doble acoplado se acercaba a toda velocidad. Sólo atinó a decir:

-¡OH, NO OTRA VEZ! ¡PADREEEEE!

El vehículo pasó a toda velocidad, llevándose consigo el cuerpo de Cristo. Amén.

-¡MATASTE AL MESÍAS! – Gritó Gaspar fuera de sí.
-Bueno, yo… Perdón, fue sin querer.
-¡Judío tenías que ser! –Exclamó Melchor- ¡No sólo te robaste la Navidad, si no que ahora también asesinaste a Cristo!
- Ahora sí que sobran los motivos para asesinarte – Concluyó Baltasar, apuntándole con el arma.

-¡ESPEREN!

Una vez más la dulce voz del Rey de Reyes se hizo escuchar. La figura de Jesús volvió a aparecer envuelta en luz.

-¡Mi Señor! ¡Ha resucitado! – Dijo Gaspar.
-¿Pero cómo? ¿No se tardaba tres días? – Preguntó Alberto, el Conejo de Pascua.
-Los tiempos han cambiado, ahora sólo son tres minutos – Aclaró el Señor.
-Mmm… yo no estoy seguro de que sea realmente Jesús que ha resucitado- Dijo por lo bajo el Ratón Pérez al Viejo de la Bolsa.
-¿Querés meter tus dedos en las marcas que me dejaron las ruedas del camión para asegurarte?
-No, gracias… Le creo, Señor.

Jesús les pidió que se sentaran en ronda. A su derecha se encontraban Melchor, Gaspar y Baltasar; a su izquierda, Papá Noel, el Ratón Pérez y el Conejo de Pascua; justo en frente suyo cerraba el círculo el Viejo de la Bolsa.

- Amigos: no encuentro razones para peleas. El verdadero motivo de las Fiestas no debo ser yo, ni vos Samuel, ni ustedes tres, ni los regalos. Que el verdadero motivo de la celebración sea éste: la reunión. No hace falta que sean siempre los mismos los que se reúnen. Tampoco es necesario que sean familiares. ¡No se junten por obligación! La idea de la reunión es compartir. Un momento, un saludo, un afecto, una sonrisa. Vivamos las Fiestas en Paz. Me gustaría cerrar este encuentro con un pequeño ritual que tengo… ¿Alguien tiene pan? ¿Vino?
-Ehh, yo tengo algo de chocolate. –Dijo el Conejo Alberto.
-Yo tengo una petaca con fernet – Agregó Papá Noel.
-Bueno, algo es algo.

Jesús cerró el encuentro multiplicando el chocolate y el fernet, hasta que alcanzó para todos. Ya había aprendido a calcular mejor la multiplicación de los alimentos, así que esta vez no sobró nada. Menos mal, ya que nadie había llevado canastas.

Se despidió y volvió a subir a los cielos.

-Bueno, ¿todo bien entonces? -Preguntó Papá Noel a Melchor.
-Ya lo oíste al Señor: Paz para estas Fiestas.
-De todos modos te estaremos vigilando –Dijo Gaspar- Si vemos que te estás desviando nuevamente del camino te lo haremos saber.
-Creo que lo mejor va a ser que me deshaga de esto…

Baltasar volvió a sacar el Desmitificador y lo arrojó con fuerza hacia el río. Sin embargo, justo antes de hundirse se golpeó contra una piedra y disparó un último rayo. Todos se agacharon velozmente para esquivarlo.

-¿Están todos bien? – Preguntó el Ratón Pérez.
-Sí, sí, parece que no le dio a nadie.
-¡Un momento! ¿Dónde está el Viejo de la Bolsa?
-¿El Viejo de qué?
-¿De qué estás hablando Samuel?
-No lo sé… no sé por qué dije eso.

Nuestros amigos imaginarios se despidieron allí, prometiéndose volver a reunirse pronto. Un clima de paz reinó el resto del día. Y las navidades continuaron siendo… iguales.



[FIN]





Dedicado a la memoria de Félix Sarlanga, más conocido como el Viejo de la Bolsa.

15 comentarios:

nadenise dijo...

Excelente... me gustó mucho seguir estas 7 partes de Papá Noel no existe.

:D

(espero que hayas empezado muy lindo el año)

ana. dijo...

Me encantó la mirada de niño. Ese guiño a la ternura a pesar de.

Y..."el eterno retorno" es Nietzsche y Rocambole también, yo coincido con ambos, pero está entre comillas ¿viste?

Sí, vos sos de los que hacen mimos (Quiero más).

Pd: en mi pueblo El Viejo de la Bolsa se llamaba Alberto Lorenzoni.

Anónimo dijo...

Chocolate y Fernet

te vas de tema...


exelente

Caracola Light dijo...

Qué bueno lo del Ratón Pérez!

Genial!

Maritoñi dijo...

Ha estado muy bien galán!

Ha estado intrigante.

Juan José López JARILLO dijo...

¿Y me dices que no existe ahora que estoy a punto de cumplir los ...y tantos..?: Hombre..que me has tirado todas las ilusiones por los suelos...
Un poquito de por favor

P.D.: Muy bueno el texto.Chapo

DR. FREUD dijo...

Bonito giro!

María Jesús dijo...

Esta parte finale, es muy original. Siniestra pero, que no lo es en este mundano lugar. Enhorabuena, esta muy bien.

Un abrazo

Jardinero del Kaos dijo...

No esperaba menos...
muy exelentemente bueno, a la altura de mi apocaliptica, jajjaajaja.

para cuando una saga del hombre vinchuca???

quiero un desmitificador!!!

Pulgamamá dijo...

Jajajajajaja. Me desaperzco unos días de las blogósfera y me encuentro con esto. Me gustó mucho. Tiene detalles que son brillantes, cómo cuando dices que Cristo domina el arte de la multiplicaión de los alimentos y ahora no sobra nada. Me hizo reír muchísimo.
pd1: por cierto, ¿quién es el viejo de la bolsa? En serio.
pd2: el nombre de galán te lo tenés bien merecido. Pará de tener romances bolguísticos, besar uñas rojas y decir piropos. Mentira. Seguí. Es más divertido.
Saludos.

Atenea Kamet dijo...

Muy bueno!!!
Realmente las tres últimas partes, son excelentes... El humor y el recuerdo de la infancia se apoderan del relato.
Pobre el viejo de la bolsa!
Yo sí lo recuerdo!!! Extranjera: El viejo de la bolsa era un hombre que se llevaba a los chicos que se portaban mal (los metía dentro de su bolsa) era así no? Por lo menos a mí me decían eso... Saludos! Feliz Año!!!

Anónimo dijo...

buenisimo!!! me encanto la reflexion acerca de las reuniones. podre alguna vez librarme del año nuevo con mi suera??? mmm.... me prestara baltazar el desmitificador? me vendria barbaro!!

Anónimo dijo...

quise decir suegra, se entendio, no??

Lisandro dijo...

La verdad.... un gusto enorme seguir estos textos.... cuanta imaginacion!!!

SIL dijo...

Che, ésta me la había perdido ...

:D

Genial.

Espero nunca disparen contra nosotros :PPPPPPPP

Besos q´ni me acuerdo, Don Juan.

SIL